Legisladores cedieron a presión violentista.
Primero fue el premier Jorge del Castillo quien el pasado martes advirtió que era de responsabilidad única del Parlamento Nacional la derogatoria de estos benditos decretos supremos en beneficio de la Amazonía. El miércoles último el ministro de Salud, Hernán Garrido Lecca, también fue presto en poner el parche y señalar que la posición del Apra era y será que no se debía derogar estos decretos legislativos porque resultaban beneficiosos. Pero agregó algo más cuando dijo que la única responsabilidad de que se había llegado a un acuerdo con los nativos alzados en pie de lucha era del presidente del Congreso Javier Velásquez Quesquén. “Seguro lo ha hecho por promover el diálogo y el debate de este tema”, apuntó a modo de excusa.
Hasta que llegó ayer y desde muy temprano el ambiente en el interior del Palacio Legislativo estaba mucho más cargado que el cielo plomizo de la capital. Había fiesta en la oposición, caras risueñas en los legisladores “charapas” y en Bagua preparándose para el banquete. Lo que removió todos los cimientos democráticos, fue observar impávido a un gobierno atado de manos y pies, sin reacción y, lo que es peor, ofreciendo el Estado al mejor matón.
Durante el debate primaron aquellas alocuciones trilladas y con abundante demagogia como la esgrimida por la bancada nacionalista de querer reivindicar a todo el pueblo nativo, aymara y demás hierbas, con la derogación de esta ley.
Sobró y nadie escuchó el mensaje lleno de contenido, como por ejemplo el de Mauricio Mulder que subrayó que discriminatorio es justamente creer que estos pueblos no merecen desarrollo ni crecimiento, sino que continúen sumidos en la pobreza. Pero nadie más del oficialismo puso el dedo en la llaga. Parece que muchos compañeros se escondieron en la cortina del no ver y no oír, para no perder votos amazónicos ni serranos. Qué pena.
Fue así que el aprismo se quedó solo, como si –por el contrario— no fueran ellos los que gobiernan. Por lo tanto la votación lo reflejó: 66 votos que apostaron por la derogatoria de los decretos 1015 y 1073 y con sólo 29 en contra. Sirvió de poco que Wilder Ruiz y Michael Urtecho se sumaran al oficialismo y menos colaboró la abstención de Walter Menchola. Y así fue que a las 14:25 horas se selló el primer gran revés de la administración de Velásquez Quesquén ¿Será el único? ¿Será una estrategia? Los próximos días lo dirán. Sesenta años no pasan en vano, por lo menos eso dijo el oficialismo cuando comenzó su segundo gobierno.
Fue así que el aprismo se quedó solo, como si –por el contrario— no fueran ellos los que gobiernan. Por lo tanto la votación lo reflejó: 66 votos que apostaron por la derogatoria de los decretos 1015 y 1073 y con sólo 29 en contra. Sirvió de poco que Wilder Ruiz y Michael Urtecho se sumaran al oficialismo y menos colaboró la abstención de Walter Menchola. Y así fue que a las 14:25 horas se selló el primer gran revés de la administración de Velásquez Quesquén ¿Será el único? ¿Será una estrategia? Los próximos días lo dirán. Sesenta años no pasan en vano, por lo menos eso dijo el oficialismo cuando comenzó su segundo gobierno.
Expreso, 23/08/2008
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