martes, 4 de marzo de 2008

Cuatro mil hectáreas en la región San Martín y sin la ley de la selva aprobada.


Cuatro mil hectáreas en la región San Martín y sin la ley de la selva aprobada.

La Ley de la Selva aún no ha sido aprobada, pero su impacto ya empieza a causar desazón en algunas localidades amazónicas, como San Martín, en donde, según denunció Samira Pérez Saavedra, presidenta del Frente Cívico de esa región, el grupo Romero habría deforestado unas 4 mil hectáreas de bosque para dedicarlos a uso agrícola, sin contar con el permiso del Ministerio de Agricultura.

No hemos podido confirmarlo, dijo Samira Pérez, pero creemos que el área deforestada no estaba consignada para uso agrícola, sino forestal, y “para construir un aeropuerto y una carretera ya han deforestado 4 mil hectáreas en la región San Martín”.

Las áreas han sido adjudicadas en concesión por el sector Agricultura a las empresas “Agropecuaria del Shanusi S. A.”, que también se hace llamar “Palma de Shanusi”, y “Agrícola del Caynarachi S.A.” conocida como “Palma del Oriente”. Ambas tienen como representante legal a Héctor E. Dongo Martínez.

También figura “Palma del Espino”, una conocida empresa ligada al grupo Romero. Entre todas suman más de 20 mil hectáreas, mientras que la ley 28852 sólo permite la concesión de un máximo de 10 mil hectáreas, precisó Samira Pérez, quien señaló que ésta sería una modalidad para esquivar los alcances de la norma.

Señaló que hasta el 27 de diciembre del año pasado, el sector Agricultura y las empresas en mención no habían firmado ningún contrato de explotación, por lo que serían ilegales los trabajos realizados por estas empresas, y peor aún si se comprueba que estaban destinadas a uso forestal y no agrícola.

DATO
Samira Pérez reafirmó su rechazo a la aprobación de la llamada Ley de la Selva. “En lugar de vender la selva, por qué mejor el Presidente no vende su casa de París”, señaló.

La Primera, 03/03/2008

1 comentario:

Esteban Dedalus dijo...

san Martín es manejado por el congresista aprista Aurelio Pastor, no me sorprende el saqueo.